Mano al Hermano llevó a los niños Latinos a la playa para vadear las aguas y recoger las criaturas para examinarlas y soltarlas. Video: Albemarle-Pamlico National Estuary Program
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Translation by Ana Zivanovic Nenadovic; Read this story in English.
NAGS HEAD — He aquí un reto: Ver niños que vadean en el estrecho en Jockey’s Ridge State Park, chillando de alegría al ver a una criatura en un cubo. Los niños que probablemente nunca han visto o agarrado un ser vivo tan baboso. Trate de no sonreír.
Fue un día de calor abrasador, pero algunos de los niños de la edad de la escuela primaria en su viaje de campo con el programa de verano Mano al Hermano, vacilaron a meterse en el agua. Habían pasado el verano leyendo libros sobre el medio ambiente, pero era diferente verlo de cerca. De pie, en sus zapatillas de deporte metidos en el agua hasta los tobillos en la playa, observaron a sus amigos, que sumergían redes y cubos en el agua turbia en torno de la hierba de la marisma salina.
Cuando un adulto en el agua anunció que tenía un cubo lleno de “cosas interesantes”, eso ya era demasiado para resistir. Una docena de niños pululó alrededor del cubo para mirar a las criaturas que habían sido temporalmente capturadas.
“¿Quieres echarle un vistazo?” invitó Ladd Bayliss, defensora de la costa, empleada en la Federación de la Costa de Carolina del Norte, que se ofreció a ayudar durante la visita de campo.
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“¡Vaya! ¡Vaya! “Exclamaron los niños.
Eso es un camarón bebé, dijo Sara Hallas, la educadora de la federación. Y aquí está una pequeña corvina, agregó, señalando a un pez lindo de color plata. ¡Y miren! Aquí está un camarón bebé que está tratando de salir. ¿Quién sabía los camarones podían saltar tan bien!
“Ooooooooooo!” Los niños murmuraron, mirando fijamente a los animales.
Hallas recogió del cubo lo que parecía un largo trozo de hierba. Se movió. “Se llama un pez pipa,” explicó a los niños obviamente impresionados. “Está emparentado con un caballito de mar.”
Este año es el segundo verano que la federación se ha asociado con Mano al Hermano para participar en el Programa de Alfabetización Familiar, una organización sin ánimos de lucro. La misión de Mano al Hermano es capacitar a las familias latinas del condado de Dare mediante la educación y otras formas de apoyo para ayudarles a integrarse en la comunidad.
La federación recibió una concesión de $3,550 de la Asociación Nacional del Estrecho de Pamlico Albemarle para cubrir el coste del viaje de campo y los libros para unos 55 participantes. La federación también se comprometió a añadir $3,600 en especie a través de las horas del personal, los voluntarios y suministros adicionales.
Marely Hernández, una niña de 8 años de edad, estudiante de Manteo Elementary School que estaba esperando para caminar hacia el estrecho, dijo que el programa le encantó tanto el año pasado y que a pesar de haber visto a una serpiente decidió volver.
“Después de verla, todavía entré al agua”, recordó. “El agua era impresionante. Caminamos por la arena. Era como un desierto. Aprendí mucho sobre los animales marinos que viven en el océano”.
Culminando en la visita de campo, el programa proporcionó a un voluntario que iba una vez a la semana durante una hora a la casa de una de las 75 familias participantes. El voluntario leía con los niños y hacía actividades relacionadas con los libros que estaban leyendo. Se proporcionaron tres libros con temas costeros para los niños, estudiantes de Manteo Elementary School, Nags Head Elementary School o la First Flight Elementary School en Kill Devil Hills: “Un día en la profundidad”, por Kevin Kurtz; “La naturaleza recicla. ¿Y usted? “por Michelle Lord; y “Henry la garza impaciente,” por Donna Love.
Erica Connery, un miembro de AmeriCorps que ha servido con la federación desde febrero, participó en la visita de campo como parte de un proyecto comunitario requierido para la certificación estatal de educadores medioambientales. Se graduó en 2012 de la North Carolina State University con un título en ciencias ambientales.
Connery dijo que trabajó con dos familias durante el verano, una con tres hijos, de 5, 8 y 10 años, y otra con un niño de segundo grado y su prima de sexto grado. La mayor parte de su interacción fue con los niños, mientras que los padres se quedaban en segundo plano. Dijo que el programa de verano ayuda a los niños a mantener una conexión positiva con los libros.
“Puedo ver que están mejorando sus habilidades de lectura,” dijo.
El viaje de campo del 12 de agosto, el fin oficial del programa de verano, fue la guinda del pastel, y el gozo de los niños fue evidente durante todo el día.
“Se portaron muy bien y estuveron interesados en aprender”, señaló Connery.
Además de la programación ofrecida en el estrecho, a los niños también les rotaron en seis pequños grupos en una de las tres estaciones al lado del centro de visitantes del parque. En cada estación, una maestra voluntaria habló de un tema vinculado a uno de los tres libros costeros que habían leído.
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Los niños Latinos del Condado de Dare van a una excursión a la playa para conocer por primera vez todas las criaturas babosas y que viven en el agua.
Un programa se centró en el buceo a un pecio que la National Oceanic and Atmospheric Administration tiene previsto para finales de este mes en Hatteras. Eso tuvo una relación relevante al libro “Un día en la profundidad”. Michelle Clower, la socia de la federación, enseñó a los 10 niños sentados en una mesa de picnic bajo la sombra un experimento. El fin era ayudar a los buceadores demostrar el efecto de la presión bajo agua sobre los buceadores y la experiencia de bucear.
“Se siente algo como que el mundo te está presionando,” Clower dijo a los niños, describiendo la sensación de estar bajo el agua muy profunda. “Es como si una vaca se iba a sentar encima de ti.”
Los niños usaron rotuladores de colores para dibujar lo que quisieran en un vaso de plástico y poner sus nombres. Los buceadores de NOAA llevarán los vasos bajo el agua en su expedición de buceo. Más tarde, los vasos serán devueltos a los niños, que podrán ver hasta qué punto la presión aplastó sus vasos.
“Probablemente va a ser más de una vaca – van a ser como 20 vacas de presión”, dijo Clower, mientras que los niños escuchaban atentos, con plumas preparadas. “Así que se van a reducir mucho”.
El programa de verano de ocho semanas es esencialmente una continuación del programa de alfabetización de Mano al Hermano, dijo Kay Minis, la directora de educación familiar para Mano al Hermano. Los maestros dijeron que habían notado una disminución de las habilidades de lectura cuando el programa se suspendió durante el verano.
Minis dijo que comenzó el programa de educación familiar en el año 2013 para ayudar a los niños entre las edades de educación preescolar hasta quinto grado tener éxito en la escuela, quedarse en ella y graduarse. Alrededor del 15 por ciento de los niños en las escuelas del Condado de Dare son latinos, dijo.
Los voluntarios ayudan con la tarea, leen a los niños y ayudan con otras necesidades de la escuela. Visitando hogares y estableciendo las relaciones pueden fomentar confianza.
Todos sos niños en el programa son ciudadanos americanos y bilingües, dijo Minis, pero sus padres a veces no tuvieron educación en su país de origen y eran muy pobres. Algunos son indocumentados y temerosos, y no hablan Inglés muy bien. Como resultado, el programa de alfabetización se ha convertido en un enlace vital entre las escuelas y las familias latinas.
Con sólo unos 30 voluntarios disponibles, dijo Minis, en la actualidad hay cerca de 40 familias en lista de espera para el programa.
Minis dijo que está intentando recaudar fondos para ampliar el programa y ayudar a los padres con los asuntos de la escuela, crianza de hijos, y conocimientos de inglés. En algún momento también le gustaría ampliar el programa de educación familiar en Hatteras.
En última instancia, el objetivo del programa es romper el ciclo de la pobreza, ofreciendo ayuda temprano, antes de que los niños se vuelvan amargos y desanimados y abandonen la escuela.
“Para mí es emocionante estar justo al nivel del comienzo,” dijo Minis. “Creo que tenemos una mejor oportunidad de ayudar ahora, en lugar de crear ese problema más adelante.”
De vuelta en el estrecho, Hallas explicó que las pequeñas criaturas detenidas en el cubo tendrían que ser devueltas al océano porque el agua va a perder el oxígeno y los animales no sobrevivirían.
En ese momento, hubo una explosión de actividad y chillidos.
“¡Oh Dios mío! Es una serpiente! “Un niño muy animado con la cabeza llena de rizos negros gritó. “La agarré!”
Llevaron el cubo a Hallas, y un grupo emocionado se estacionó alrededor, mirando la criatura negra deslizarse arriba y abajo de los lados del cubo, tratando desesperadamente salir. Hallas les informó que se trataba de una anguila americana, no una serpiente.
“Lo tengo!”, El niño, Rodrigo Calletano, recordó con orgullo a Hallas. “¿Es una anguila eléctrica? ”
No, Hallas repitió suavemente. Pero el ochoañero, Rodrigo – sus amigos le llaman
“Burrito”, dijo – no mostró decepción, y rápidamente agarró una red para encontrar más criaturas.
“Es un proyecto asombroso”, dijo Jimmie Johnson, coordinador de hábitat costero para la asociación Albemarle Pamlico, que estaba observando a los niños en el agua y tomando un vídeo. “Conectar con la comunidad latina es una parte muy importante de la ecuación. A veces pasan desapercibidos.
“Obviamente es una experiencia nueva para muchos de ellos”, agregó. “Ellos simplemente no tienen esta oportunidad.”